Nuevos sonetos ultramarinosDesemboco, otra vez, ultramarino,
loco por la tonsura del tomate,
en Garibaldi donde, en vena, vino
don tequila a encuatarme con mi cuate.
Bajo en el ascensor con Lupe Sino,
me anudo en Coyoacán mi paliacate,
burlo la balasera del destino
en el camino real, qué disparate.
Me espera el epitafio de Sabines,
los muertitos de hambre con canana,
las malinches que besan gachupines.
Náufrago de la cuarta carabela,
desterradito voy, de buena gana,
con Rulfo y Jose Alfredo, con Chavela.
Uno de los versos de propia mano de Joaquín Sabina y recitados durante
su concierto en México, en el Auditorio Nacional para mayor referencia, el pasado 27 de Octubre.
Concierto al que asistí y que se llevó a cabo durante más o menos 2 horas y media. Grandes canciones, gran espectáculo, sencilla escenografía y un perfecto grupo musical.
Tantas canciones que la memoria me falla al listarlas, todas excelentes; a mitad de concierto un problema de sonido que hizo enfurecer al cantautor azotándo la guitarra al suelo, gritar salvajada y media contra los técnicos y pedirnos disculpas por semejantes errores en el espectáculo.
Lengua floja como siempre, como al depués de interpretar
"Una canción para la Magdalena" agregó "Esto de la Magdalena es una metáfora... en realidad se llamaba Lupita... y era virgen... y me costó un bastón". Increible maestro que se atreve a decir esto en un país predominantemente católico y santiguado como éste; la verdad me hizo reír.
Si usara sombrero, me lo quitaría ante él y espereraría volver a estar en uno de sus conciertos, disfrutando en vivo de sus roncas interpretaciones.